viernes, 1 de diciembre de 2017

El caparazón: Sofía, Melita: Contenido reactivo y la empatía como límite de la Inteligencia artificial



Ha sido el tema de la nueva edición (episodio 3 ya :)) en Youtube de El caparazón Inside y sigue generando noticias en medios: parece que el tema de los robots está dando pasos, inquietantes pasos, adelante, en mi opinión hacia ningún lugar si se pretende una verdadera humanidad.

Decía Arthur C. Clark que cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia. Y como siempre, la magia, puede convertirse en maleficio o en milagro. Veremos ejemplos hoy, en las dos chicas que voy a presentaros:

Sofía, robot sin empatía.

En el caso de Sofía, se trata de un robot humanoide (Inteligencia artificial) capaz de amenazar a los seres humanos con portarse con nosotros tan mal como nos portemos nosotros con ella. Con esta y otras inquietantes respuestas cuando se le pregunta sobre su propia naturaleza  ha sido recientemente convertida en ciudadana de Arabia Saudí.

Juzgad vosotros mismos….

Se trata, creo, de un movimiento de marcas destinado a proyectar la industria tecnológica del país como muy avanzada, pero no por ello deja de rallar lo absurdo e incluso lo poco ético. Se da la ciudadanía a un robot en un país que no respeta los derechos de las mujeres y de muchos hombres cuando aún en el siglo XXI quedan seres humanos que no son ciudadanos de ningún lugar. Falta de empatía hacia la humanidad de sus creadores y promotores, creo, que lógicamente hereda el “engendro”.

Podéis encontrar críticas similares al tema en The Verge, entre otros muchos lugares en la web. Y es que más allá de la desfachatez que supone, creo que, como cualquier desarrollo que pretenda crear seres humanos, fracasa estrepitosamente. Me llamaba la atención precisamente eso, que si bien Sofía se defiende bien en la conversación, mostrando inteligentes algoritmos dialécticos, fracasa estrepitosamente en lo que anuncian , en lograr cualquier sensación de verdadera humanidad.

Y es que quizás sea posible simular cualquier aspecto en el ser humano pero será muy difícil, por no decir imposible, que algún día logremos crear robots empáticos, capaces de percibir las señales de cualquier interlocutor humano como clave de una correcta comunicación. Quizás en ese caso, si captase las señales de miedo de su audiencia, Sofía no la amenazaría con tanta normalidad.

Contenido reactivo, Melita y la empatía virtual

La empatía constituye la base de la comunicación, el elemento imprescindible de toda comunicación humana. O en el caso de Melita, de todo storytelling que quiera impactar.

La empatía es esencial cuando comunicamos, la cualidad más importante para cualquier comunicador/a, que sabe que es esencial  captar sonrisas, gestos, movimientos, sensaciones, la energía que su mensaje provoca en la audiencia. Resulta fácil interpretar todos esos signos cuando estamos cara a cara (para los seres humanos, no para los robots actuales), pero no siempre en lo virtual.

Hablábamos el otro día de Youtube como entorno de autenticidad, de cercanía como clave en el éxito del fenómeno Youtuber y veíamos como está también en la empatía, en la conexión con las peculiaridaddes, emociones o intereses de los demás, la mayor cercanía que provocan formato y lenguajes en Youtube. En ese caso las claves, los signos para una comunicación empática derivan de la participación, de los comentarios y reacciones en video o por escrito a nuestro mensaje. En el caso de seres humanos puede ser suficiente pero  ¿puede un personaje virtual ir más allá, conectar más y mejor con su público?

En todo caso, humanos, robots y personajes virtuales comunicaremos mejor cuanto más capaces seamos de interpretar a los demás. Jane Aspell, investigadora, demostraba en 2013 cómo la sensación de presencia e identificación con un personaje virtual, podía ser incrementada de forma excepcional si sincronizamos su movimiento y ritmo con el de los latidos del corazón del espectador.  Lo hace Melita en algún momento de su narrativa. Cuando el personaje se vuelve más profundo, partes del paisaje que parecían estar brillando de forma aleatoria, se sincronizan con el latido del corazón del usuario.
Creada por una empresa Española dedicada al storytelling inmersivo, Future Lighthouse, se trata de una película de contenido reactivo, concepto en el que Nicolás Alcalá, CEO de la compañía, ha estado trabajando en la Universidad de la Singularidad. 

La idea es la creación de un contenido que reaccione a los usuarios en base a determinados indicadores biométricos (respiración, latido cardíaco, eye tracking…), introduciendo detalles en la historia que la personalicen, pero el paso siguiente será la adptación de la historia completa, con personajes y situaciones que puedan reaccionar a las emociones del usuario.

Podemos pensar incluso, conforme aumenten datos y algoritmos, en la creación de wireframes distintos según las emociones que la gente elija sentir. Traducido… imaginad que antes de ver (de vivir, deberíamos decir en este caso) una película, podemos graduar el nivel de miedo, de diversión, de nostalgia, que queremos experimentar….

Precedentes: contenido participativo

La idea os recordará a los libros tipo Choose Your OwnAdventurebook típicos en los 70 y tiene otros precedentes en DVDs, como I’m Your Man(1998) o Switching (2003), con herramientas de selección de escena para determinar la dirección de la historia.

También  Kino , en la actualidad, resulta interesante como heramienta para contenido participativo o inteligencia colectiva. La idea es producir películas interactivas en las que los participantes puedan usar su smartphone, una app, para cambiar la dirección de la trama.

De la interacción a la participación, de la participación a la empatía.

Se trata de contenido interactivo, como mucho participativo, base para las narrativas transmedia actuales. Lo que viene, sin embargo, va en dirección a lo que los jóvenes de la generación Z demandan: vivr, participar, protagonizar incluso, fluir con la experiencia. Entornos inmersivos, 4D, Contenido reactivo…. lo que viene se parece más a Melita que a cualquiera de los ejemplos que hemos presentado hasta ahora.  Acostumbrados ya a participar, la experiencia de autenticidad que añade el contenido reactivo, seduce seguro a los jóvenes. Lo que también podríamos llamar  empatía virtual,  sin cortar el flujo de la experiencia obligándonos (como Kino o los Dvds que mencionamos) a tomar decisiones, podría terminar en una experiencia altamente gratificante para el ser humano.

Amamos, como seres humanos, la impredecibilidad de las cosas, la aventura, sobre todo cuando las vivimos desde lugares seguros. Lo que  Arthur Kroker definía como “imaginación hipertextual”, juega un papel importante en los juegos, es la base del contenido reactivo y atrapa poderosamente a las jóvenes generaciones. Para otros/as, el tema de que registren nuestros datos,  el hecho de ser analizado, monitorizado en un cine o al consumir un producto audiovisual, puede dar un poco de miedo.

Creo que hay que ver todos estos desarrollos, en definitiva, desde el prisma que nos presentan en “Sight”, corto de ciencia ficción futurista que utilizao a menudo en charlas y que habla de la realidad virtual como de un instrumento que permite al ser humano vivir mejor, de una forma más divertida y rica, sus experiencias. Vivir más, experimentar más…. 

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