Ha sido el tema de la nueva edición
(episodio 3 ya :)) en Youtube de El caparazón
Inside y sigue generando noticias en medios: parece que el tema
de los robots está dando pasos, inquietantes pasos, adelante, en mi opinión
hacia ningún lugar si se pretende una verdadera humanidad.
Decía Arthur C. Clark
que cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de
la magia. Y como siempre, la magia, puede convertirse en maleficio o en
milagro. Veremos ejemplos hoy, en las dos chicas que voy a presentaros:
Sofía, robot sin empatía.
En el caso de Sofía, se trata de un
robot humanoide (Inteligencia artificial) capaz de amenazar a los seres humanos
con portarse con nosotros tan mal como nos portemos nosotros con ella. Con esta
y otras inquietantes respuestas cuando se le pregunta sobre su propia
naturaleza ha sido recientemente convertida en ciudadana de Arabia Saudí.
Juzgad vosotros mismos….
Se trata, creo, de un movimiento de
marcas destinado a proyectar la industria tecnológica del país como muy
avanzada, pero no por ello deja de rallar lo absurdo e incluso lo poco ético.
Se da la ciudadanía a un robot en un país que no respeta los derechos de las
mujeres y de muchos hombres cuando aún en el siglo XXI quedan seres humanos que
no son ciudadanos de ningún lugar. Falta de empatía hacia la humanidad de
sus creadores y promotores, creo, que lógicamente hereda el “engendro”.
Podéis encontrar críticas similares
al tema en The Verge,
entre otros muchos lugares en la web. Y es que más allá de la desfachatez que
supone, creo que, como cualquier desarrollo que pretenda crear seres humanos,
fracasa estrepitosamente. Me llamaba la atención precisamente eso, que si bien
Sofía se defiende bien en la conversación, mostrando inteligentes algoritmos
dialécticos, fracasa estrepitosamente en lo que anuncian , en lograr cualquier
sensación de verdadera humanidad.
Y es que quizás sea posible simular
cualquier aspecto en el ser humano pero será muy difícil, por no decir
imposible, que algún día logremos crear robots empáticos, capaces de percibir
las señales de cualquier interlocutor humano como clave de una correcta
comunicación. Quizás en ese caso, si captase las señales de miedo de su
audiencia, Sofía no la amenazaría con tanta normalidad.
Contenido reactivo, Melita y la
empatía virtual
La empatía constituye la base de la
comunicación, el elemento imprescindible de toda comunicación humana. O en el
caso de Melita, de todo storytelling que quiera impactar.
La empatía es esencial cuando
comunicamos, la cualidad más importante para cualquier comunicador/a, que sabe
que es esencial captar sonrisas, gestos, movimientos, sensaciones, la
energía que su mensaje provoca en la audiencia. Resulta fácil interpretar todos
esos signos cuando estamos cara a cara (para los seres humanos, no para los
robots actuales), pero no siempre en lo virtual.
Hablábamos el otro día de Youtube como
entorno de autenticidad, de cercanía como clave en el éxito del fenómeno
Youtuber y veíamos como está también en la empatía, en la
conexión con las peculiaridaddes, emociones o intereses de los demás, la mayor
cercanía que provocan formato y lenguajes en Youtube. En ese caso las claves,
los signos para una comunicación empática derivan de la participación, de los
comentarios y reacciones en video o por escrito a nuestro mensaje. En el caso
de seres humanos puede ser suficiente pero ¿puede un personaje virtual ir
más allá, conectar más y mejor con su público?
En todo caso, humanos, robots y
personajes virtuales comunicaremos mejor cuanto más capaces seamos de
interpretar a los demás. Jane Aspell, investigadora,
demostraba en 2013 cómo la sensación de presencia e identificación con un
personaje virtual, podía ser incrementada de forma excepcional si sincronizamos
su movimiento y ritmo con el de los latidos del corazón del espectador.
Lo hace Melita en algún momento de su narrativa. Cuando el personaje se vuelve
más profundo, partes del paisaje que parecían estar brillando de forma
aleatoria, se sincronizan con el latido del corazón del usuario.
Creada por una empresa Española
dedicada al storytelling inmersivo, Future
Lighthouse, se trata de una película de contenido reactivo,
concepto en el que Nicolás Alcalá, CEO de la compañía, ha estado trabajando en
la Universidad de
la Singularidad.
La idea es la creación de un
contenido que reaccione a los usuarios en base a determinados indicadores
biométricos (respiración, latido cardíaco, eye tracking…), introduciendo
detalles en la historia que la personalicen, pero el paso siguiente será la
adptación de la historia completa, con personajes y situaciones que puedan
reaccionar a las emociones del usuario.
Podemos pensar incluso, conforme
aumenten datos y algoritmos, en la creación de wireframes distintos según las
emociones que la gente elija sentir. Traducido… imaginad que antes de ver (de
vivir, deberíamos decir en este caso) una película, podemos graduar el nivel de
miedo, de diversión, de nostalgia, que queremos experimentar….
Precedentes: contenido
participativo
La idea os recordará a los libros
tipo Choose Your OwnAdventurebook
típicos en los 70 y tiene otros precedentes en DVDs, como I’m Your Man(1998)
o Switching (2003),
con herramientas de selección de escena para determinar la dirección de la
historia.
También Kino ,
en la actualidad, resulta interesante como heramienta para contenido
participativo o inteligencia colectiva. La idea es producir películas
interactivas en las que los participantes puedan usar su smartphone, una app,
para cambiar la dirección de la trama.
De la interacción a la participación,
de la participación a la empatía.
Se trata de contenido interactivo,
como mucho participativo, base para las narrativas transmedia actuales. Lo que
viene, sin embargo, va en dirección a lo que los jóvenes de la generación Z
demandan: vivr, participar, protagonizar incluso, fluir con la experiencia.
Entornos inmersivos, 4D, Contenido reactivo…. lo que viene se parece más a
Melita que a cualquiera de los ejemplos que hemos presentado hasta ahora.
Acostumbrados ya a participar, la experiencia de autenticidad que añade el
contenido reactivo, seduce seguro a los jóvenes. Lo que también podríamos
llamar empatía
virtual, sin cortar el flujo de la experiencia
obligándonos (como Kino o los Dvds que mencionamos) a tomar decisiones, podría
terminar en una experiencia altamente gratificante para el ser humano.
Amamos, como seres humanos, la
impredecibilidad de las cosas, la aventura, sobre todo cuando las vivimos desde
lugares seguros. Lo que Arthur Kroker definía
como “imaginación hipertextual”, juega un papel importante en
los juegos, es la base del contenido reactivo y atrapa poderosamente a las
jóvenes generaciones. Para otros/as, el tema de que registren nuestros
datos, el hecho de ser analizado, monitorizado en un cine o al consumir
un producto audiovisual, puede dar un poco de miedo.
Creo que hay que ver todos estos
desarrollos, en definitiva, desde el prisma que nos presentan en “Sight”, corto
de ciencia ficción futurista que utilizao a menudo en charlas y que habla de la
realidad virtual como de un instrumento que permite al ser humano vivir mejor,
de una forma más divertida y rica, sus experiencias. Vivir más, experimentar más….
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