Vivimos en una REPUBLICA BANANERA
REPUBLICA BANANERA
una imagen deplorable
Hace unos días leí un artículo de un buen amigo mío, Cristóbal Navarro —presidente de la patronal Cepyme en Alicante—, con quien durante años compartí profesión —cuando yo era asesor fiscal—, y lo cierto es que suscribo cuanto dice. De hecho yo mismo he hecho a menudo comentarios similares en este blog. Las cosas están tomando un cariz nada halagüeño que a veces no se entiende y estamos dando una imagen al exterior de REPUBLICA BANANERA.
Según Cristóbal, España se está situando al «mismo nivel que las repúblicas bananeras y países subdesarrollados donde los súbditos se juegan la vida para alcanzar otros territorios donde poder ganarse el pan». Lo hace refiriéndose a los últimos datos conocidos de empleo de 2013 en los cuales, por una parte se reduce el paro registrado, a la vez que hay un descenso de afiliados a la Seguridad Social. Añade que si los desempleados descienden es porque «los que están censados y sin esperanza, en una operativa demostrádamente inútil para buscarles un empleo, toman la penosa decisión de marcharse a otro país». «Pronto nos arrepentiremos de ello». Y en cuanto a los inmigrantes, que también afectan a estas cifras, después de haber adquirido «experiencia y capacidad de adaptación a nuevos entornos, toman ahora la decisión de volver a su país».
Definiendo al político de turno que se alegra de estas cifras, dice que lo hace «por ser un descerebrado carente del raciocinio necesario o condicionado por el dinero público que acostumbra a cobrar y que ahora ve cómo se agota a su alrededor sin encontrar más charcos donde poder beber». Sin duda unas palabras contundentes y cargadas de verdad que me complace compartir en este foro.
Con esto de las estadísticas pasa lo de siempre, que dependiendo de quien las «interprete», el significado puede ser completamente distinto. ¿Acaso no ocurre lo mismo con lo de los accidentes de Tráfico? Solo nos dicen que bajan las cifras, pero ni está claro cómo las calculan, ni se tienen en cuenta para nada los descensos de circulación producidos por la crisis. En fin, que siempre que nos hablen de estadísticas hemos de ser muy cautos a la hora de sacar nuestras propias conclusiones.
Ramón Cerdá
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